Una librería casi centenaria
Situada en el 26 de calle Balmes, entre Gran Via y Diputació,
la antigua librería Herder (cambió su nombre por el actual, Alibri, en 1999)
abrió sus puertas en 1925, por lo que dentro de tres años -en 2025- habría sido
un establecimiento centenario. Detrás del proyecto estaba la editorial
Herder de Friburgo (Alemania), fundada en 1801. Especializada en filosofía
y religión, cuando su producción
editorial empezó a contar con un fondo de cierta importancia en lengua
castellana, se contempló la posibilidad de abrir una librería en un país de
habla hispana. Tras descartarse Argentina, la editorial alemana puso sus ojos
en España y finalmente optó por instalarse en Barcelona, en detrimento de Madrid.
En plena Guerra
Civil, la tienda fue expropiada por el bando republicano y fue obligada a
interrumpir su actividad. Hasta que Antonio Valt, el antiguo gerente de la
librería, la pudo recuperar en una subasta pública. No obstante, la entonces
denominada Herder no solo sufrió las dificultades de la posguerra, sino que
también tuvo que superar una serie de conflictos con la Comisión Interaliada
tras la Segunda Guerra Mundial, dado que se trataba de una empresa de origen
alemán.
Vicisitudes
históricas aparte, si por algo ha destacado la actual Alibri a lo largo de las
últimas décadas es por ser un referente para los universitarios barceloneses. La
Universidad de Barcelona, cuyo edificio central se sitúa a pocos metros de la
librería justo en la acera de enfrente de calle Balmes, le otorgó el título de
librería académica y de proveedor oficial como reconocimiento a la calidad
editorial y a la pluralidad de ejemplares en temas relativos a la docencia.
Una librería de referencia para el aprendizaje y enseñanza de lenguas
El cierre de Alibri supone también un duro golpe a la difusión de la cultura en idiomas extranjeros. Aproximadamente un tercio del fondo bibliográfico que atesora el negocio está escrito en inglés, francés, italiano y alemán. La librería dispone también de un extenso catálogo en otros idiomas, algunos de ellos minoritarios, prácticamente imposibles de localizar en otras tiendas de la ciudad, amén de una interesante colección de El Principito en multitud de lenguas. Por este motivo, la librería también es proveedor de las distintas Escuelas Oficiales de Idiomas que operan en la ciudad. Ello ha hecho de Alibri todo un referente en Barcelona para el aprendizaje y enseñanza de lenguas extranjeras, estatus que, con el inminente cierre antes de finales de año, parece improbable que vaya a ocupar otra librería, habida cuenta de que, hoy por hoy, no existe en toda la ciudad otro local con unas características similares. Su lugar, pues, y como viene siendo habitual en los tiempos que corren, lo ocuparán los que han sido, en gran parte, sus verdugos: las plataformas de venta online.
ACTUALIZACIÓN: finalmente la empresa de suscripción literaria Bookish ha comprado la histórica librería Alibri y ha evitado su cierre.
El texto captura la historia de una librería icónica que resistió cambios culturales y económicos. Para quienes disfrutan leer bajo una luz cálida y moderna, recomiendo las elegantes lámparas de techo de Lamparas en Línea.
ResponderEliminar